Existe un lugar, a pocos minutos del corazón de Tortona, donde el tiempo parece suspendido y cada día se tiñe de poesía. Es aquí donde se alza esta maravillosa masía del siglo XVIII, completamente renacida gracias a una restauración respetuosa y apasionada, capaz de mezclar el encanto de una vivienda antigua con las comodidades de la vida contemporánea.
Al entrar por la puerta, se abre ante sus ojos un pequeño reino privado: un exuberante jardín de más de 5.000 metros cuadrados que envuelve la casa principal, la cabaña rústica, el elegante pórtico y el gran garaje en un abrazo de verdor, fragancias y preciosos silencios.
En el interior, la luz baila libremente por las habitaciones, acariciando las paredes y creando un ambiente íntimo y cálido que huele a hogar.
En la planta baja, el gran salón con chimenea, la íntima sala de conversación, el comedor y la acogedora cocina se convierten en el corazón del día: lugares perfectos para reunirse, hablar y reír juntos.
En la primera planta, dos dormitorios con vestidor y cuarto de baño privado, un estudio con sala de TV y un tercer dormitorio con cuarto de baño acogen los sueños nocturnos y las confidencias susurradas, mientras que la planta superior ofrece una sorpresa: una zona de fitness y una zona de spa encantada, con bañera de hidromasaje, baño turco y sauna, donde relajarse y redescubrirse, arrullado por el silencio y el calor.
Y luego está el pórtico, un refugio perfecto para desayunos lentos, tardes perezosas o veladas iluminadas por mil lucecitas, tal vez con una copa de vino elegida de la evocadora bodega, a la espera de transformarse en un refinado infernot.
Esta residencia, con su ascensor interior, sus dobles entradas independientes y la versatilidad de sus espacios, es un lugar del alma: ideal para quienes sueñan con vivirla como un hogar privado, pero también preparada para convertirse en una acogedora morada para huéspedes en busca de belleza y paz.
Una residencia capaz de ofrecer emociones auténticas cada día, también gracias a las evocadoras pinturas del decorador Ronchetti que, además del ascensor y la zona de bienestar, embellecen algunas de las habitaciones: cada rincón cuenta una historia y cada mañana se abre con la promesa de una nueva maravilla.