Auronzo di Cadore, el pequeño hotel familiar
Como entusiasta de la montaña y amante de las tierras auténticas, cada vez que vuelvo a Cadore me sorprende la sincera belleza de estos lugares. Paseando por el Lago di Santa Caterina, me topé con una estructura que me llamó inmediatamente la atención: un antiguo hotel familiar, sencillo, genuino, pero con un enorme potencial para convertirse en una pequeña joya de la hospitalidad moderna en altitud.
El edificio tiene una base sólida, tanto en términos estructurales como emocionales: 10 habitaciones distribuidas en dos plantas, todas con baño privado y algunas con un pequeño balcón. Tal como están, las habitaciones tienen un gran valor, pero me imagino fácilmente un restyling para hacerlas más acogedoras a los viajeros de hoy: materiales naturales, comodidades discretas, detalles artesanales y un diseño que respete la tradición, pero con un aire contemporáneo.
En la planta baja está el alma del hotel: un bar conocido hace unos años en la zona por su excelente repostería. Aquí veo la posibilidad de crear un punto de encuentro no sólo para los huéspedes que pernoctan, sino también para excursionistas, ciclistas y viajeros de paso: un lugar donde desayunar, relajarse tras una excursión o disfrutar de una repostería típica en un ambiente cálido y familiar. Al lado, la cocina ofrece espacio para una cuidada y sencilla propuesta gastronómica, quizá con un pequeño menú vinculado a los productos locales y la estacionalidad.
El sótano podría transformarse en una zona de bienestar, con sauna y zona de relajación, mientras que la gran buhardilla -aún por explorar- podría convertirse en un acogedor ático multifuncional: un espacio para actividades, pequeños eventos o incluso para albergar un par de suites panorámicas.
El Cadore tiene un alma profunda, y estructuras como ésta pueden convertirse en el punto de partida de una nueva forma de hacer hostelería: respetuosa, arraigada, pero también capaz de hablar el lenguaje de los nuevos viajeros. Con una intervención mesurada pero decidida, este hotel podría renacer como un refugio contemporáneo con el sabor de una casa de montaña.
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